Alianzas estratégicas Miedo a las alianzas: ¿Por qué?

Cada día los líderes están más conscientes de la necesidad de gestionar de manera responsable las empresas como la única forma de mantener sus negocios a largo plazo. Por eso afirmo con total seguridad que el camino de la sostenibilidad para las empresas llegó para quedarse y su ruta es la trazada por los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).

El sector privado debe aprovechar que cientos de expertos ya hicieron la tarea de definir los focos en los que todos debemos trabajar para desarrollar negocios que contribuyan a construir un mundo donde haya crecimiento económico, igualdad de oportunidades y recursos naturales. Es decir, depende de cada uno de nosotros construir un mundo donde puedan existir negocios lucrativos y sostenibles, porque sin mercados con capacidad adquisitiva, sin recursos naturales disponibles, sin colaboradores preparados, sin paz y justicia, sin acceso a tecnología y comunicaciones, no hay espacio para desarrollo económico.

En los ODS hay un objetivo transversal (17), que promueven las Alianzas para el Desarrollo como condición indispensable para lograr las metas establecidas en los demás objetivos. En este mismo orden de ideas, según un estudio realizado para la elaboración del SDG Compass (guía para la acción empresarial en los ODS) el 90% de los ejecutivos, gerentes y líderes encuestados considera que los temas de sostenibilidad no pueden atenderse de manera aislada si se pretende buscar eficiencia.

¿Qué beneficios concretos traen las Alianzas Público-Privadas o Privadas-Privadas (APP) desde el punto de vista de la empresa?

Alianzas estratégicas

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Hay una premisa básica que responde esta pregunta: Toda inversión busca obtener el mayor rendimiento. Las APP permiten que con la misma inversión social las empresas logren:

  1. Ampliar el alcance geográfico o poblacional de su inversión social, beneficiando a más personas o comunidades.
  2. Complementar servicios relacionados incrementando el valor generado a la comunidad. En este sentido, alianzas que complementen, por ejemplo, traslados o inserción de tecnología con temas de salud o educación, permitirían maximizar los resultados de dicha inversión de manera exponencial.
  3. Optimizar el rendimiento de los recursos dedicados a la atención de una demanda social o mitigación de impacto ambiental, a través de la inserción de soluciones financieras, herramientas tecnológicas, mejora de procesos, capital humano especializado, entre otros.
  4. Fortalecer su reputación, porque al comunicar de manera efectiva los resultados obtenidos y los aliados con los que se trabaja, se contribuye al posicionamiento de la marca y por ende se eleva la reputación de la empresa.

Los líderes empresariales insertan la sostenibilidad a sus estrategias de negocio por diferentes motivos, que van desde razones netamente éticas hasta razones totalmente económicas, porque entienden que toda inversión que crea valor social y mitiga el impacto ambiental, contribuye a disminuir los riesgos de negocio, fortalece la licencia social para operar, influye en la preferencia del consumidor, y genera sentido de pertenencia y motivación, aumentando la productividad de los colaboradores.

Pero, si las Alianzas para el Desarrollo son ganar-ganar, ¿Por qué nos da miedo proponerlas? ¿Por qué cuesta tanto concretarlas? Después de analizar muchos casos, puedo asegurar que las razones van desde el desconocimiento de posibles aliados, la falta de tiempo o recursos para articular equipos o instituciones hasta el sentimiento más básico del ser humano que considera que es mejor brillar solo por algo pequeño que hacerlo junto a otros por un gran logro.

Con este artículo quiero sensibilizar sobre lo relevante y productivo que es dedicar tiempo a buscar y concretar alianzas que permitan ampliar el impacto positivo de las empresas, y por ende elevar el valor de la estrategia de sostenibilidad para el negocio, tanto desde el punto de vista de rentabilidad como de valor reputacional.

Conoce sobre  Stakeholder Engagement en nuestra página web. 

Artículo de Paulina Rodríguez para A&R Magazine